ENTRE TEJIDOS Y TEJADOS

La arquitectura doméstica de Carlos H. Jaramillo se ocupa de mucho más que la solución funcional de una vivienda. En ella confluyen su actividad artística y su interés por establecer relaciones y vivencias emotivas con el paisaje. La casa es uno de los paradigmas de la arquitectura, pero es también el lugar de la intimidad y de la vida familiar…, refugio con el que hacemos nuestro un pedazo de tierra, de viento, de sol y de lluvia.

Carlos H. sabe esto. Sus casas construyen pisos, muros y techos, pero también establecen un vínculo entre quienes las habitan y el entorno, pues estos proyectos hilvanan los hábitos de sus ocupantes con el cielo, las montañas y la neblina de los Andes colombianos. Así, las fibras de la arquitectura y de la geografía quedan trenzadas en un tejido habitable, donde ventanas alargadas como grietas capturan la luz del sol y su movimiento durante el día, mientras las canoas-escultura conducen el agua de la lluvia a una caída sonora. Casas animadas en medio del trópico.

Al compararlas, ninguna de ellas se parece a otra; pues no persiguen estilos ni modas. Lo que busca esta arquitectura es parecerse a las familias que moran en ella. Aun así, existe un hilo conductor que las conecta. Sus techos se desprenden y flotan sobre los muros, se extienden sobre el horizonte y se pliegan hasta convertirse en envolventes. La constante exploración sobre el tejado como arquetipo de la arquitectura tropical, adquiere en estas obras una condición plástica que permite tejer una red de relaciones con el paisaje y controlar la luz y la sombra en el espacio interior.

Desde el punto de vista técnico, la conciencia constructiva y el rigor por el detalle definen la ética de trabajo de Carlos H Jaramillo. Dando como resultado una arquitectura doméstica que soporta sus cualidades en una visión pragmática del oficio, y que construye recintos donde la idea de confort se relaciona con la simpleza y la austeridad.

Así, estas casas se convierten en lugares donde el paisaje, los hábitos y la mirada artística se entrelazan. Sus techos suspendidos cobijan la urdimbre que se teje entre las personas y el paisaje, en espacios concebidos desde la disciplina al servicio de la emoción.

Rodrigo Toledo

"Nos gusta hacer realidad buenos sueños"